En tiempos donde los festivales brotan por todas partes, hacer sold out en la primera edición no es solo una buena noticia: es una señal. Veta Festival lo ha conseguido. 1.000 entradas vendidas semanas antes de su celebración. Pero esto no va solo de cifras. Va de una propuesta sólida, coherente y profundamente comprometida con el lugar donde se planta: Barruelo de Santullán, Palencia. Un territorio con pasado minero, memoria de lucha y presente resiliente.
Veta no llega a imponer, llega a sumar.
Techno como geografía emocional
El festival se celebrará los días 4 y 5 de julio de 2025 en el Parque Ferroviario de Barruelo, un espacio cargado de historia minera. Lejos de maquillar el entorno, Veta lo abraza: convierte estructuras industriales abandonadas en escenografía viva, y recupera la atmósfera cruda de la montaña palentina para hacerla vibrar a través del sonido.
Y lo hace con respeto: implicando al pueblo, generando movimiento económico local (restauración, alojamientos, transporte), sin invadir ni especular. Veta no explota el espacio, lo activa.
Sold Out: algo más que un cartel colgado
Agotar entradas en una primera edición sin nombres mainstream, sin sobreprometer, sin campaña viral invasiva… no es habitual. Lo que Veta ha hecho es conectar con una comunidad que busca experiencias reales, no solo DJs conocidos. Esa comunidad ha respondido. El Sold Out es la consecuencia natural de una propuesta sólida, honesta y cuidada en cada detalle.

Calidad como punto de partida
Veta nace con una premisa clara: si se hace, se hace bien.
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En lo sonoro: apuesta por un sistema Funktion One de última generación con modelos RES4, F2018, BR18 y más, asegurando una experiencia sonora precisa, envolvente y poderosa.
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En el cartel: nada de fórmulas vacías. Artistas como Kangding Ray (Live), Annē B2B Sol Ortega, Svreca, Phara (Live), Exium, Akua o Reeko (DnB Set) forman parte de una programación sin concesiones, con alto nivel curatorial.
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En la producción: buses lanzadera, camping, cashless, lockers con carga, cobertura de seguridad, punto violeta, accesibilidad, y una atención exquisita al público y al entorno.
Aquí el público no es ganado en masa, es parte del ritual. Aquí se viene a escuchar, a vivir y a dejar huella —pero no basura.
Impacto real en el territorio
No hay alojamiento oficial del festival. ¿Por qué? Porque el objetivo es que los asistentes llenen los hoteles, casas rurales y restaurantes del entorno. Que coman en el pueblo, que cojan fuerza con un plato de olla ferroviaria antes de lanzarse al groove. El festival no se aísla en una burbuja: se mezcla con el tejido local y contribuye a activarlo.
Además, promueve valores claros: sostenibilidad, reciclaje (vaso único), responsabilidad (residencia canina recomendada para no traer mascotas) y conciencia de consumo.
Un nuevo punto en el mapa del techno europeo
Veta se ha ganado su espacio en el mapa desde la autenticidad. No ha necesitado promesas infladas ni falsas épicas. Ha ofrecido contexto, coherencia, escucha, respeto y buen techno.
Y la escena ha respondido.
En la mina ya no se excava carbón. Ahora se baila.
Veta es una grieta en la roca por la que se cuela el futuro del techno.
⛏ Nos vemos bajo tierra.
