Como no puede faltar por parte del equipo de Techno Experience, nos hemos pegado un viajecito a la cuna del Techno Europeo, nos hemos ido a BERLIN, y así te lo contamos…
Salimos de Madrid más que dispuestos, aunque nos espera un vuelo ajetreado con retrasos en las salidas, hacemos escala en Frankfurt, esperando un par de horitas y volvemos a partir rumbo hacia el aeropuerto de Berlin Otto Lilienthal.
Nada más llegar ya nos llama la atención que la mayoría de los Taxis son de la marca MERCEDES, y que das tres pasitos y su antagonista BMW empieza a relucir por cada esquina, para los amantes de las cuatro ruedas esto es una maravilla; puedes ver altas gamas por doquier, de distintas clases y modelos, toda una gozada, a ver cuando empezamos a ver esto por el “Pico de Europa” que estamos cansados de ir en Ford Fiesta a los festivales. (Best car ever)
Nos hemos alquilado un piso a través de la aplicación AIRBNB, muy económico, un Loft en Friedrichstr Pltz. Muy céntrico y acogedor.
El primer día lo hemos dedicado a reconocer la zona, pasearnos para descubrir los encantos que esta maravillosa ciudad nos tenía preparados, no sin antes decantarnos por hincarle el diente al famoso Kurry Wurst, salchicha Alemana especiada con salsa de tomate y Curry junto con un par de cervezas. Se puede beber por la calle, no te van a multar, pero tienes que respetar zonas como el metro, en las que si te ven consumiendo bebidas alcohólicas te multarán, al igual que si pasas de comprar el abono transporte, esto no es Madrid, y no tienes por qué “tikar” al entrar o salir pasando a través de un torno, no, no, aquí puedes moverte a tus anchas sin pagar un duro, algo jugoso y suculento para los Españoles que nunca hemos sido muy de “allá donde fueres, haz lo que vieres”, esto es por que esta gente tiene otra cultura y otra mentalidad distinta a la nuestra, allí te dejan libertad para hacer lo que quieras (dentro de un límite) y si te pasas, garrote vil, en España nos cortan las alas, y cuando llegamos a una ciudad con otra mentalidad, muchísimo más abierta, pasan estas cosas. A unos Españoles que iban al lado nuestro en el metro les multaron con 60€ a cada uno por no comprar el abono, es caro, sí, pero por 7€ tienes todos los viajes que quieras para todo un día, no como nuestro famoso bono de 12€ 10 viajes.
Está ciudad mágica tiene infinitos sitios que visitar, nosotros hemos ido a tiro echo, el Monumento al Holocausto Judío, El Búnker dónde se suicidó Hitler, La Puerta de Brandeburgo, el Edificio del Reichstag, trocitos que te vas encontrando del Muro de Berlín con sus características pinturas, la plaza de Postdam, la plaza de Alexanderplatz, el palacio de Charlottenburg, la Catedral de Berlín, el campo de concentración de sachsenhausen….
Todos estos sitios son de visita obligada en un viaje a Berlín cultural, del cual hemos disfrutado y traemos multitud de recuerdos, deberéis preparar una buena cámara de fotos y un buen palo selfie por que vais a tirar mucho de carrete, estaréis pisando una ciudad histórica y solamente pensar eso nos llenaba de una tremenda satisfacción a todo el equipo de Techno Experience.
Peeeeerooooo entrando a lo que nos concierne, vamos a contaros nuestra experiencia en la fiesta de Berlín.
Tras un duro día, nos despertamos a la 1:00 de la noche, sí, la 1:00, cenamos algo, nos preparamos y prentemos ir hacia nuestro primer encuentro, queremos probar algo nuevo, así que nos decantamos por ir a la discoteca Magdalena, trás 40 minutos de tren ( la zona de fiesta está algo apartada del centro de Berlín) estamos de camino al sitio, cuando un hombre muy agradable montado en una furgoneta roja nos pregunta si queremos ir a Sisyphos. Habíamos leído que era un sitio genial y nos llevaba gratis; por cierto, en Berlín el 90% de las personas además de Alemán hablan Inglés, y muchas hasta Español.
Nos deja en la puerta de Sisyphos amenizando el camino con una emisora de Techno que nos va poniendo los dientes largos. Nos plantamos delante de una berja enorme con el nombre de SISYPHOS en lo alto y dos Ocas de metal en la puerta, nos dirigimos hacia la cola, inexistente pues todo iba muy ágil y lo primero que nos damos cuenta es que nos ponen dos pegatinas en las cámaras de nuestros móviles, si amigos, está prohibido hacer fotos y/o videos, si te arriesgas a quitarla y que te pillen, te mandan a la calle. Esto es algo muy recomendable, pues en el ambiente que observabas dentro nadie estaba pendiente de su teléfono, todo el mundo estaba a lo que iba, A LA MÚSICA Y BAILAR, y algo que se nos ha olvidado un poco, RELACIONARSE con nuevas personas y compartir vivencias y curiosidades.
Tras un pequeño cacheo en la entrada nos piden 10€ por entrar con una consumición, teniendo en cuenta que los días anteriores habíamos estado comprando barras de pán por 2,30€ lo veo más que aceptable.
Cruzamos una cortina que nos recuerda a las típicas de las carnicerías o la serie Dexter cuando descuartiza alguna de sus presas, y nos encontramos con el paraíso de la música Techno. Un area que podría tener alrededor de más de 2mil metros cuadrados en la que se encontraba un edificio con pinta de fábrica de ladrillos, varios puestos de comida y bebida, una zona abierta con una hoguera en medio, todo con una decoración algo hippie pero que invitaba a entrar, como si fuéramos Alicia seducidos por el conejo en el país de las maravillas no hacemos más que mirar hacia todas direcciones mientras nos llevamos las manos a la cabeza sabiendo que iba a ser una de las mejores fiestas de nuestras vidas.
Nos dirigimos a un ropero algo rocambolesco pero que funcionaba ágilmente, y nos encontramos nuestra primera sorpresa, por toda la zona tienen varios teléfonos antiguos los cuales descuelgas y se comunican con otro que se encuentre colgado en cualquier zona del recinto, esto fomenta mucho más el buen rollete que se respiraba en aquél sitio. Accedemos al edificio que parece una fábrica de ladrillos, con un aspecto desgastado por dentro pero cuidando pequeños detalles, la oscuridad empieza a formar parte del paisaje y empiezas a sentir un retumbar de graves en el pecho, como tambores de guerra que anuncian la batalla.
Abrimos un par de puertas y nos encontramos una sala bastante colmada de gente, muy oscura en la que lo único que se distinguían eran unas pequeñas luces en la zona del DJ y de la barra. El sonido es increíblemente bueno, tras informarnos nos dicen que disponen de Funktion ONE en la parte superior y adentrándonos más hacia la cabina podemos apreciar tres paredes de altavoces de 2,5-3 metros de altos por 2 de ancho, ponerte delante de esa mole producía que todos los folículos de tu cuerpo temblaran.
Nos dirigimos hacia la barra para pedir algo de beber, estamos en Alemania señores, no tomamos ni una copa; cervezas muchas y variadas, zumos, refrescos y bebidas a base de hierbas como si fueran Té era lo que predominaba. Nos mantenemos en esa sala por 1 hora y media deleitándonos con el musicón que se estaban pinchando, no sabíamos ni conocíamos a uno solo de los Dj’s, pero no nos importaba, había sido algo fortuito terminar ahí, no había Flyers, no había carteles solamente musicón y buen ambiente.
Avanzada la sesión te das cuenta que no estás escuchando algo a os festivales/fiestas españolas nos tienen acostumbrado, un Capriati, Carola, Paco Osuna, Richie Hawtin, Luciano… en definitiva, a lo que nos tienen acostumbrados en la mayoría de eventos, no tienen nada que ver en forma ni color con el estilo musical que estuvimos escuchando durante todo el evento, el cual, por cierto no cerraba de Jueves a Domingo, otro punto positivo para Berlín con su normativa de libre horario.
Hablando con algún autóctono Berlinés nos decía que para un Dj de Techno ser bueno en Berlín es algo mucho más gratificante que ser internacionalmente conocido. La calidad con la que sonaba esa sala era impresionante, los sonidos, por que eran sonidos mezclados armónicamente, no melodías prediseñadas a las que algunas veces nos acostumbran, eran un Techno al que pocas veces voy a poder decir que hemos escuchado en España, algo a lo que te puede sonar un Jeff Mills en Live o un Kevin Saunderson, algo a lo que podría llegar Pan-Pot, Ben Clock, Henrik Schwarz o Scuba, claro, todos ellos residentes o con nacionalidad Alemana…es otro mundo.
Salimos de la sala principal para tomar algo el aire, e investigar un poco la zona. En la parte exterior nos encontramos una pequeña casa paralela al edificio de ladrillos con una música más “del rollete”, un Techno más tipo row de principios del 2015, no alguna de las aberraciones que estamos escuchando últimamente por este colectivo. El ambiente era muy agradable, la sala era pequeña, parecía como un gran salón por que en pocas horas íbamos a disfrutar de la salida del sol disfrutando de musicón, y efectivamente se nos hizo de día en esa sala y nos la bailamos, vaya que sí! Una música que nos recuerda a Nebu Mitte, compañero Madrileño que mañana sábado estará en Fabrik junto a Alan Fitzpatrick en la Satelite Area y que es residente de algunos clubs en Berlín también, podéis dar cuenta de su calidad mañana Sábado, no os arrepentiréis. Tras un descanso en una de las múltiples zonas con sillones para descansar te vas dando cuenta a lo largo de la noche de pequeños detalles.
No teníamos dinero, pero se puede sacar dentro del recinto por una pequeña comisión de 2,5€ cada vez que sacas. Tienen comida y bebida no alcoholicas de sobra para poder recuperarte tras unos buenos zapateos. En los baños no faltó nunca papel higiénico, cada persona disfrutaba de la música sin miradas, sin agobios, sin golpes ni malos gestos, podías mantener conversaciones con todo el mundo sin ningún problema, la música en ningún momento dejó de sonar y
de sorprendernos, el paisaje que te rodeaba era mágico, era felicidad y disfrute por los cuatro costados… SEÑORES, BERLIN ES TECHNO. Se respira techno.
Os recomendamos que acudais a Sisyphos, os recomendamos que acudais a Kater Blau, y si os queda tiempo, visitar las típicas Tresor o Berghain, las cuales nos dijeron que se están convirtiendo en reclamo de “guiris” algo parecido a lo que se ha convertido Mondo Disko los sábados, pero que no dejarán de sorprenderos y fascinaros con su puesta en escena y buen hacer.
Disfrutad de casi 7 horas de sesión en Sisyphos.
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