La ciudad de Berlín vuelve a enfrentarse a un dilema que ya se ha vuelto demasiado familiar: el avance del turismo frente a la supervivencia de sus espacios culturales. Esta vez, el foco está sobre Laskerstraße 1, donde el Senado acaba de aprobar la construcción de un hotel de 240 habitaciones, justo al lado del icónico club ://about blank.
La decisión ha encendido todas las alarmas dentro del ecosistema clubbing berlinés. Desde la Comisión de Clubes de la ciudad, la medida se percibe como un nuevo episodio de una política urbana que favorece la infraestructura turística a costa del tejido social y cultural del barrio.
“Una política miope que destruye espacios culturales”
En un comunicado contundente, la Comisión criticó que el proyecto haya sido aprobado “en contra de la voluntad explícita del distrito de Friedrichshain-Kreuzberg”, y lo calificó como un ejemplo más de desarrollo urbano miope que erosiona sistemáticamente los espacios culturales alternativos que hicieron de Berlín un referente global.
Según la Comisión, la llegada del hotel probablemente genere conflictos acústicos y legales que comprometan el funcionamiento del club ://about blank, un enclave clave de la cultura techno underground en la ciudad.
El nuevo hotel, en medio de una zona sensible
La localización exacta del proyecto —Laskerstraße 1— agrava aún más la polémica. El terreno colinda no solo con ://about blank, sino también con otros espacios nocturnos y culturales como Zuckerzauber, Raumerweiterungshalle, Czentrifuga y el club juvenil E-Lok.
Esta concentración de vida cultural alternativa corre el riesgo de quedar asfixiada por intereses comerciales, repitiendo un patrón que ya se ha visto en otros barrios de Berlín como Neukölln o Mitte, donde la gentrificación ha desplazado sistemáticamente a la cultura local.
¿Hasta cuándo resistirá el underground berlinés?
Mientras Berlín sigue promocionándose internacionalmente como capital mundial del techno, las decisiones políticas parecen seguir un camino contrario. La pregunta es clara: ¿Puede una ciudad sostener su identidad cultural mientras cede cada rincón a la lógica hotelera y turística?
Los clubes no solo son lugares de fiesta. Son espacios de resistencia, inclusión, creatividad y comunidad. La aprobación de este hotel frente a la voluntad del distrito y del tejido social solo refuerza la percepción de que la cultura clubbing sigue siendo ignorada por quienes legislan.
Lo que está en juego no es solo la convivencia entre un hotel y un club, sino el futuro de la vida cultural independiente en Berlín.
://about blank no está solo, pero cada metro cuadrado vendido al turismo es una esquina menos para la música, la disidencia y el encuentro.