Todo el verano esperando el día de inicio de Forte Festival, por la novedad y el cartel de solo auténtico techno que nos brindaba y sin lugar a duda no nos ha defraudado. Se realiza en un pequeño pueblo llamado Montemor – o – Velho, cerca de la ciudad de Coimbra y apenas a 10 minutos en coche de la playa de Figueira da Foz. Un pueblo con mucho encanto, tranquilo y con el castillo en lo alto.
Llegamos a Montemor sobre las 9 de la noche del viernes (nos fue imposible llegar el jueves) después de 5 horas en coche. Por no poder acudir, nos perdimos, entre otros, la actuación de Marcel Dettmann. Nos quedamos algo más tranquilos al llegar y oir lo comentarios de compañeros que sí que lo habían visto y que nos informaron de que no nos habíamos perdido nada del otro mundo, que mas bien estuvo bastante flojito, como suele ser habitual últimamente en el dj berlinás. Hicimos un poco de tiempo conociendo el lugar y tomamos unas cervezas justo al lado de la subida al castillo, no intentéis tomar un cubata en los bares de la zona, primero no te lo ponen en vaso de tubo y segundo les tienes que explicar como se sirve. Después de unos minutos explicándole que a un cubata se le echa hielo y refresco, desistimos y le pedimos algo tan sencillo como una cerveza, eso sí, un tercio por 1€ está bastante bien.
Sobre las 00.15 subimos al castillo para empezar el festival, he aquí otra sorpresa, para subir tienen instalados 3 escaleras mecánicas enormes, chapó por el pueblo por esta facilidad. Comenzamos con la sesión a la mitad de Shcuro, technazo que puso este artista. Contundente, sombrío y abusando bien de graves. A continuación una de nuestras favoritas del castel, Helena Hauff, una muy buena sesión que se marcó la alemana, como podéis ver en nuestro vídeo, viviendo de una manera especial lo que estaba pinchando. Helena es una de las que engancha con su forma de vivir la música y pocas veces defrauda, aunque tuvo algunos momentos muy lineales, pero pocos eso sí.
A continuación alguien que a un servidor le dejó totalmente enganchado, Ancient Methods. Vale que no fue la sesión de techno más contundente ni la más bailonga, pero el espectáculo de dos horas que nos brindó con un live manejando él las visuales, fue impresionante. Fueron dos horas en las que no pude dejar de mirar los visuales (lo que pasaba por mi cabeza lo veía reflejado en la pantalla situado detrás de él) y era totalmente imposible dejar de bailar. Si tenéis la posibilidad de ver a este dj estar atentos y dejaros llevar por el, pasaréis un par de horas de lujo.
Continuó Rrose, para nuestro gusto, lo peor de todo el festival. Con música experimental que hizo que nadie en la pista estuviera bailando. Más bien parecía una manada de The Walking Dead deseando que acabase la sesión. Si vienes de estar escuchando techno y de repente empiezas con música experimental, lenta y con pitidos raros… haces que el público se marche. No era ni el momento ni el lugar.
Llegó el momento de las dos mejores actuaciones del festival: Trade (Blawan & Surgeon) y Ben Klock. A los primeros les costó comenzar a causa del nivel dejado por la anterior artista y hasta casi la media hora, no les pudimos disfrutar bien. Era difícil subir ese ritmo paulatinamente y encima con una sesión tan corta de apenas 1 hora y cuarto. Apenas pudimos disfrutarlos como era debido, acabando con un techno mas rápido y dejándoselo en bandeja al que fuese el rey de la noche del viernes, Ben Klock. Con el castillo lleno a rebosar y un público entregado, las sonrisas en las caras eran evidentes. nadie mantenía una conversación, nadie paraba de bailar temas como Sour o I need you know que hicieron vibrar a los presentes.
Terminado el festival con la luz del día, marchamos hacia nuestro vehículo para ponernos dirección al camping, apenas unos 5 minutos andando los separa. Resulta perfecto para no molestar a los habitantes del pueblo y es un sitio donde los que quieren pueden continuar la fiesta hasta el día siguiente. He aquí otra de las gratas sorpresas del festival, el rollazo estilo Burning Man que le han dado. Ambientado en la cultura hippie, había una especie de escenario donde estuvieron pinchando desde las 9 de la mañana hasta las 00 de la noche con música mucho más lenta, rollo tech-house y house para calmar a las masas y hacer que el buen rollo fluyera en el festival. La cabina estaba hecha con restos de ventanas, lo que le daba un toque especial, enfrente, caravanas de los años 60 que eran puestos de comida donde podías disfrutar de hamburguesas, bocadillos e incluso platos algo mas elaborados como filetes de ternera. Todo a un precio para nada abusivo, copas a 5€, refrescos a 2€ o botellas de agua a 1€. En el camping había una especie de mini supermercado donde podías encontrar tabaco, sin que se acabara en todo el festival. Columpios ambientados en la cultura hippie, la zona de ducha mejorable (pero teniendo en cuenta la cantidad de gente que pasaba por allí era comprensible que en horas puntas no resultase del todo cómodo), eso sí, duchas cubiertas e individuales tanto para hombre como para mujer.
También existe la opción de alquilar tiendas de campaña del festival, en una especie de zona VIP, con unas cabañas bastante bonitas y cómodas con cuarto de baño propio y con agua caliente. Lujos para un festival que vienen muy bien a los que ya llevamos mucho tiempo haciendo este tipo de viajes y ya buscas algo más de comodidad.
Sabedores de que nos esperaban 23 horas seguidas de evento, decidimos entrar a la 1.30 de la mañana con el inicio de sesión de Orphk. En estas 23 horas no hubo ninguna tontería ni experimento de por medio, zambomba de la buena, uno detrás de otro, sin descanso alguno. Difícil calificar a alguno con una nota baja. Kobosil el dj que más nos sorprendió de todo el festival, para un servido de las mejores sesiones, Silent Servant y el b2b entre Sebastian Mullaert y Ulf Eriksson que estuvo de notable alto. El mejor del cartel del sábado fue Rodhad, quien como siempre que actúa solo, es capaz de poner cualquier pista de baile del revés. Dejen de poner a este señor del techno con djs que no están a su altura y dejen disfrutar al público con el arte que desprende.
Llegaban las 9 de la mañana y esto no había hecho nada más que empezar, el sol ya estaba saliendo por el castillo y los bomberos entraban dentro del festival con un camión para ir refrescando a los allí presentes. Sombrillas enormes eran instaladas en el centro de la pista para que la gente se refugiase un poco de los rayos del sol y el espectáculo se avecinaba con Vril, Drumcell y Truncate. Impresionantea los tres, pero apoteósico el último de ellos: Truncate es de otra galaxia, no hay palabras para describirlo, el mejor del festival sin lugar a duda.
Mención también a los que continuaron con el evento, Konstantin, Apart, Michael Mayer y otras dos buenas sorpresas y ambos con un gran futuro: David Rodrigues y Rui Vargas. Este último poniendo el Crispy Bacon a las 5 de la tarde, hizo levantarse al público asistente pese a llevar más de 19 horas sin parar de bailar. Muy buena selección musical y con mucha clase ¡Enhorabuena!.
Con el fin del festival, marchamos a nuestro hotel. Esta vez sí, a reposar nuestros cuerpos en una cama mullida, ya que los calambres en las piernas eran evidentes. Solo queríamos dar la enhorabuena a la organización del festival por tan buen evento y el cuidado a sus clientes. Con tan solo tres ediciones, han evolucionado de una manera significativa. El sonido del evento es de un notable. Para nuestro gusto, los graves perfectos, quizá un poco más de volumen, pero tal y como estaba era muy bueno. La seguridad bastante agradable, aunque no se registro ningún altercado. El pago con la tarjeta del propio festival hacia muy cómodo cualquier servicio dentro del evento. En definitiva, gracias por hacernos disfrutar de esta manera y nos vemos en la edición de 2017. ENHORABUENA!!